Este proyecto nace de la inseguridad y la búsqueda de significación, como forma de expresión de algunas de las dinámicas sociopsicológicas que se establecen en el entorno artístico, y materialización catártica de su complejidad emocional y personal. Así, la propuesta reflexiona sobre el papel de los artistas emergentes en el contexto global de la industria creativa, los retos que esta supone a nivel psicológico y cómo la voluntad de adquirir relevancia en un ámbito cultural supone a la vez un impulso y una patología para el individuo.
Ideas como la búsqueda de significado personal, la capacidad de resiliencia del artista y el desgaste físico y emocional inherente a la carrera artística son elementos centrales de la obra, que se desarrolla fiel al lienzo como soporte identitario del autor, y con una simplicidad de medios que pretende ser coherente con la habitual limitación material propia del momento de emergencia de un proyecto creativo.
En este sentido, la propuesta, de carácter marcadamente conceptual, gira en torno a la idea de “dejar huella” como eje fundamental del proceso creativo, que pretende instituirse como forma de expresión para el artista de su voluntad y anhelo de hallar una significación personal a través de su producción artística. De este modo, se elabora una serie de obras que reflejan, a través de distintos patrones, la variedad de estilos, formas y caminos capaces de conducir al fin último de la obra, esto es, el reconocimiento de la significación de un proyecto artístico; no existe una forma correcta o errónea de enfocar la creatividad, afirma esta serie, pues todas persiguen un mismo objetivo y son coherentes y constantes en su deseo de alcanzarlo.
Así, composiciones muy regulares y premeditadas se vinculan a otras basadas en la espontaneidad y la producción instantánea; piezas de carácter más recargado se encuentran paralelas a otras de diseño eminentemente conceptual; incluso surgen pequeñas subseries internas, que se ubican dentro y fuera de la obra, como dentro y fuera del microuniverso artístico metafórico que esta pretende establecer.
En definitiva, con un proceso creativo muy simplificado, basado únicamente en la estampación con tinta de tatuar de la huella dactilar de su pulgar derecho, el artista compone una serie de piezas de variada naturaleza, que quedan después libres para dialogar entre sí y con el espectador, estableciendo nuevos discursos cada vez. Del mismo modo, la elección del dedo en cuestión no es aleatoria: su pulgar derecho se encuentra atravesado diagonalmente por una fina pero profunda cicatriz, fruto del periodo autolesivo que el artista superó en el pasado, y que sirve a una doble función: por un lado, reivindica la autoría y la significación particular del autor en su obra, y por otro, expresa el sufrimiento emocional inherente al comienzo de un proyecto artístico, la inseguridad de su inconcreción, la posibilidad del fracaso. 
Efectos como la estampación en serie de una misma huella hasta que gasta toda la tinta reflexionan en estos mismos términos sobre el desgaste que la vida de artista ejerce sobre el individuo, y su agotamiento -o renacimiento- pictórico o creativo. Sin embargo, esta propuesta no pretende ser mera espectadora de la violencia psicosocial de la industria creativa, sino que busca reivindicar la capacidad del medio artístico para ser canalizador de este sufrimiento; para ofrecer una catarsis personal a través de la materialización de los miedos, inseguridades y traumas del individuo, dotándolos de productividad potencial y, en última instancia, convirtiéndolos en un medio más de belleza y celebración cultural.

Catálogo de obras

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